Llega el miércoles de Ceniza y con él, siempre el mismo
ritual, y no me estoy refiriendo a su sentido religioso.
Te levantas y echas una ojeada a la casa, la misma en la que
has pasado muy pocas horas en los últimos cuatro días y de pronto tienes la sensación
de que un huracán ha pasado por allí en tu ausencia.
Después, te paras a pensar un poco y empiezas a
recordar porque esta todo así…
a jajá…
Aunque cada día al maquillarte y ponerte el disfraz, y
después a la vuelta a casa, procurabas
no descolocar mucho,
Incluso algunos días,
ponías un poco de orden…hummmm
Pues a pesar de eso aparecen
brochas, pinceles, sombras de ojos, desmaquillantes y bolsas de aseo por las esquinas, pelucas,
pinzas y horquillas por encima de cualquier mueble, el montón de imperdibles
que siempre están en previsión de lo que pueda pasar y casi siempre pasa,
medias, zapatos y pañuelos de repuesto, y un sinfín de cosas que de pronto, hay
que volver a su sitio y que para nada es el que ocupan en ese momento.
Durante esos días el
ritual, era sencillo, perchas y a colgar la ropa, doblar del revés la peluca y poco
más, para que estuviera listo al día siguiente, pero al final…
al final el caos es inevitable.
Y allá que vas en cuanto tienes un rato ese miércoles, a
poner lavadoras, secar y planchar ropa, y empezar a repartir cada cosa a su
sitio. No es una tarea difícil, pero si laboriosa, por la cantidad de
“chuminás” que llevamos colgadas, turutas, pitos, tonterías varias, collares, y
un largo etcétera.
Y mientras vas haciendo todo esto y además haces la
lista mental de lo que tienes que
devolver,( siempre se presta y se pide algo prestado, no por norma, por pura
necesidad, o comodidad), vas recordando cómo han sido esos días, y deseando que
pase un año ya, para volver a vivir la fiesta más loca, e incluso ves muy lejos
este día, y a veces si eres tan paranoica como yo, pues te has puesto a intentar
averiguar incluso, cuando caen los carnavales el año que viene.
A toro pasado, agobia un poco encontrarte con todo este
batiburrillo de cosas, pero siempre hasta hoy y van más de 30 años, ha merecido
la pena pasar por este trago.
Cumpliremos con el ritual, como cada año y esperemos que las
fuerzas no acompañen para pasar por este trámite muchos miércoles de
ceniza más.