DIAS SIN SOL, AQUI Y TAMBIEN EN BERLIN.

Cuando los días amanecen como  lo ha hecho  el día de hoy, gris, sin sol y amenazando agua debería tener un “loquesea” que evitara que yo me pusiera a escribir, porque todo lo que me sale es triste…

Y así llevo la mañana, y acabo de plantearme que si escribo sobre algo que sea un recuerdo bonito, igual me cambia el animo y hasta me sale algo alegre.

Y ya puestos, me he dicho, “Pues vamos a recordar el último viaje”
Y aquí estoy, convencida de que viajar es beneficioso siempre, abre la mente un montón porque hay que viajar con la mente abierta, no sé si lo explico bien, si vas con estereotipos y pretendiendo hacer donde sea lo mismo que haces en casa y creer que ya lo sabes todo, malo, lo ideal es que cada dia de tu viaje te sorprendas con lo que ves, con lo que haces, con cada persona que vas encontrando, con los conocimientos que vas adquiriendo, con el fluir de la vida de cada sitio que visitas…

Como hace unos tres meses, unas amigas y yo decidimos hacer un viajecito corto fuera de España, discutimos un poco el lugar  al que iríamos y después de unos cambios de impresión decidimos que sería Berlín, el destino final.

Y nos pusimos manos a la obra, primero había que conseguir los billetes, Y os aseguro que cuadrar el día de salida, no fue fácil, ni mucho menos, había que tener en cuenta, los días en que los vuelos están mas asequibles dentro de cada semana y después que en esos días, no tuviéramos ningún compromiso previo ninguno  de los seis.

Pero a mediados de Enero, conseguimos los billetes, además había que cuadrar dos aeropuertos de salida, pero lo conseguimos, primer paso hecho, y nos lanzamos a la búsqueda de un hotel, medianamente correcto, bien sitado y en buen precio… Aquí hubo mas lio, porque hubo que buscar información de la situación de cada  uno  y la accesibilidad que tenían a los transportes públicos, pero también lo conseguimos, después de mirar tropecientos, creo que aunque no tenia lujos de ningún tipo, dimos con algo que cumplia todas nuestras expectativas, casi diría que con creces, según nuestros planes.

Y ahora venia la parte de informarnos  que hacer, que ver, donde ir…, Y al final teníamos exceso de información, aunque  siempre hay que contar con el factor sorpresa y la posibilidad e cambiar de planes una vez allí.

Y llego el día, y de madrugada, con las primeras luces del alba volamos hacia Berlín.

Nada más llegar empezamos a darnos cuenta de que la suerte es un factor muy importante en  cualquier  evento de la vida, y también  lo es en un viaje.Fue montarnos en un autobús en dirección al hotel con un poco de despiste, o más bien de inseguridad de si estábamos en el sitio correcto o no y dimos con la primera peruana que nos echó un cable al oírnos hablar en español.

Y nos despejo las primeras dudas.

No voy a contar todo el viaje , aunque no me importaría hacerlo, porque lo tengo en mi retina como si fuera ayer.
Ha sido estupendo encontrar con gente de tan distintos países y compartir experiencia con ellos y dejarnos ayudar en alguna ocasión por gente  como “Santa Sonia de Perú,” que nos ayudó mucho una noche que andábamos algo perdidos en ese momento, mirando un plano de metro y nos descubrió un Berlín nocturno  que nos encantó…

Todo ha ido funcionando mejor porque teníamos entre nosotros a San José Luis de Berlín, un hacha con  los planos  Y a quien le vamos a gradecer eternamente que se empapará bien de todo y que además conociera algunas palabras de alemas, algo que facilita un poco las cosas.

Han sido unos días agotadores, yo ni siquiera pude estar a tope el ultimo día, ya no daba mas de mi.

Está claro, que mi regreso a Berlín 25 años después me ha hecho descubrir una ciudad que nada tenía que ver con el que conocí entonces.

Y también queda claro, que hablar de esto, me ha subido el ánimo.

Y es que creo que aun no aterricé del todo.

Deseando otro viajecito ya  y que no necesite días grises para hablar de él…