Hablar del tiempo, ha sido siempre el tema más recurrente en cualquier
conversación, pero en la de conocidos y por supuestísimo y sobre todo en la de desconocidos.
Porque a ver,si te
subes a un ascensor y eres parlanchín/a, y alguien más ocupa ese espacio, ¿Qué
haces? ¿Te callas todo el recorrido? Pues habrá personas que lo puedan hacer,
pero mire usted, las que se parezcan un poco a mí, como que va a ser que no, y…
¿de qué van a hablar en tan poco tiempo y sin conocer a la gente con la que se
encuentran? ¿De la feria de su pueblo, del dolor de cabeza que se le ha
levantado esta mañana? Por poner un par de ejemplos cualquiera…
Pues no…
Pero fíjese, que sencillo es, “Oju, que caló
hace hoy”, o “vaya airazo que se ha levantado””parece que va a llover, que negras se ven las nubes”.
Por poner también
unos ejemplos cualquiera, que la climatología da mucho de sí.
Y asi podríamos hablar de otras muy distintas situaciones en
las que el caso es el mismo y la solución siempre es hablar del tiempo, del que
hace, del que ha hecho y del que hará, y sobre todo, quejarnos del tiempo, eso
es algo que nos priva, nos va la vida en ello, lo digo por experiencia propia.
Como ya digo esta afición por la meteorología, no es nueva,
lo que si lo es son los métodos que usamos y la soltura y seguridad con la que
ahora hablamos del tema. Sabemos más de
isobaras y de
anticiclones que el mismo Mario Picazo…o eso nos creemos nosotros.
Desde tiempo inmemorial, existían personas que sabían por la
posición del sol, las estrellas, por cómo se movían los vientos y un sinfín de
cosas la previsión meteorológica con bastante exactitud, nada comparable con
“los conocimientos” que ahora tiene cualquier hijo de vecino que lo primero que
hace al estrenar el móvil es descargarse una o varias aplicaciones de las que
predicen el tiempo, cada una con sus añadidos, dibujitos, noticias, y
previsiones a largo plazo en medio mundo, como si además nosotros –todos y cada
uno- fuéramos a visitar en breve ese medio mundo.
Antes, Los
informativos , al terminar te ponían un mapa de España, con Las Canarias en un
recuadro-
que hay que ver lo que nos ha costado luego adaptarnos a que Canarias
no estaba situada exactamente ahí, sino más cerca de África-y te explicaban
someramente el tiempo que había hecho en el día y la previsión para el
siguiente, y a veces se aventuraban un día más, ¡que osado D.Mariano Mediana a
veces!, esto duraba tres escasos minutos, a los que prácticamente ni se les prestaba
atención.
Nada que ver por supuesto con los actuales espacios dedicados a El Tiempo, dentro de los
informativos, hoy son la estrella, el minuto de oro se consigue durante su
emisión, y cualquiera puede estar viendo el informativo y haciendo un puzzle a
la vez, o jugando a Monopoly, sin importar cómo va el Ibex o donde están pegando tiros esta semana, pero
al llegar El Tiempo…reina un silencio y
todo el mundo pendiente de la pantalla, a ver si coincide con lo que dicen las
tres app que tienes en tu móvil y el que has estado mirando en la página de la
agencia de meteorología de tu portátil.
Y es que vivimos condicionados por el exceso de información
que tenemos sobre el tiempo, ahora tenemos una ola de calor cuando antes
teníamos temperaturas altas, pero” ola de calor”, acojona, y vuelta a hablar
del tiempo, en l calle, en los bares, en las peluquerías en las tiendas. Nos
dicen que bien una ola de frio en Octubre y empezamos a tiritar en septiembre,
aunque tengamos 30 grados, la sugestión hace mucho. Dejemos de mirar el tiempo
y sintámoslo, sencillamente.
Hoy quería escribir y no sabía de que… y como el tiempo es
tan recurrente.