Cuanto tiempo perdemos en cosas tan nimias, tan sin
importancia o con poquísima comparada con el gran perjuicio que nos provoca esa
preocupación, o ese tiempo que perdemos en ello !
Y es que siempre es tarde cuando “caemos de la burra”.
Y ni siquiera eso…
Cuando nos llega un tropiezo en carne propia, aunque lo
estemos viendo en otros, pero a menudo de cerca, juramos y perjuramos cambios
radicales, pero son palabras de humo, discursos fruto de un momento de ira,
dolor…
Al cabo de poco
tiempo seguimos siendo como éramos, sin aprovechar como es debido el tiempo de
que disponemos y que nunca sabemos cuánto es.
¿A que es debido esto? Pues ya me gustaría saberlo, ya.
Lo que sí es cierto es que con el paso del tiempo cada vez
voy entendiendo mas a la gente que deciden, dentro de unos límites razonables, ”tirarse
al barro” cuando han pasado o atraviesan aun situaciones difíciles.
Y entiendo que a
veces para conocer como de complicadas o difíciles son esas situaciones habría que
estar en su piel. Para eso existe la empatía, que es difícil de explicar cómo
sentirla o ejercerla bien, pero que una vez que empiezas a practicarla te deja
una paz impresionante porque te salva de tener mucha negatividad en el cuerpo.
Ser empático te ayuda a no ver cosas con
malos ojos por todas partes, tiene además la ventaja de que empiezas a
relativizar todo lo que ocurre a tu alrededor.
Y los problemas, los
tuyos, no dejan de existir, pero entiendes que hay cosas que no merecen la pena
tu preocupación, tus arrugas provocadas, tus dolores de cabeza y todo ese tipo
de cosas que producen este tipo de historias.
Relativizar siempre, mirar alrededor, entender el dolor
ajeno, ponerse en el lugar del otro.
Disfrutar hoy porque no sabemos si estaremos mañana.
Nunca recrearse en el dolor, como consejo es fácil, ya sé,
llevarlo a cabo, es harina de otro costal, pero si se intenta…se puede
Yo voy a empezar a ponerlo en práctica.
Porque de vez en cuando la vida se dá un guantazo de realidad, que tumba
Porque de vez en cuando la vida se dá un guantazo de realidad, que tumba
Hacedme el favor de ser felices.