sábado, 3 de noviembre de 2018

LANZAROTE:




En una tarde tan nublada como esta, con este fresco y sentada al braserito, te entra una morriña enorme de esas vacaciones que acabaron hace ya 35 días, cinco semanas…
Y remiras las fotos y empiezas a recordar…
Y aunque aún no estamos en fase de idealizar las cosas, sino recordarlas como realmente fueron,  no puedo por menos que decir que han sido 9 días estupendos, ni muchos ni pocos, los suficientes para tener ganas de volver a casa unos días y retomar vacaciones no tardando mucho.
Este año, como el año pasado aunque en islas distintas, en distintos archipiélago, he (hemos) tenido anfitriones de lujo que además de sorprendernos con el conocimiento sobre las islas, hacían todo lo posible porque estuviéramos a gusto.

No era mi primera visita, a Lanzarote, sino la cuarta, pero siempre me moví sola, hice todas las excursiones  habidas y por haber y como la isla es tan pequeñita parece que rápido la has visto,la conoces entera… Y no deja de ser verdad.

Pero quien vive allí conoce siempre algún lugar más que no está en las guías de turismo y tiene su encanto.
Han sido unos días estupendos de la mañana a la noche en los que incansables hemos hecho de
todo(o casi todo) y nos han pasado mil peripecias.
Entre todas esas peripecias cuento incluso que una tarde a la hora de coger el coche para volver de la playa a casa descubrimos que habían desaparecido las llaves. Tras un intento de recuperarlas donde podían estar, comprobamos para nuestro pesar que definitivamente no teníamos llaves del coche y dentro del coche estaban  tres de los cuatro teléfonos que teníamos, y el otro juego de llaves del coche y de casa.
El panorama era poco halagüeño, pero nos lo tomamos a broma, Con el único teléfono que teníamos, casi sin batería, conseguimos contactar con el seguro, que tras varias llamadas decidió mandar una grúa, A aquellas horas, el coche lo llevaban a un taller y al día siguiente intentarían forzar la puerta.
Y nosotros en la calle…

Pero como el mundo está lleno de gente buena aunque a veces no lo parezca, el operario que vino se fue inventando historias hasta conseguir sacar las otras llaves que estaban en una guantera encerradas, todo eso tras dos horas de pelear con la ventanilla, comprobamos además que ninguno servía para robar coches.
 Aquello fue para vivirlo…cuando nos vimos dentro del coche nos dio por reír…

Las llaves a día de hoy siguen sin aparecer…
En estos días hemos hecho algunos kilómetros para conocer la gastronomía del lugar, hemos cenado en restaurantes curiosos y hemos probado algunas cosas que antes nunca, unas típicas de la tierra y otras de comida nacional  e  internacional, pero aun así, casi que lo mejor ha sido estar juntos, porque nos hemos reído mucho…


Yo ya estoy con ganas de volver y no descarto hacerlo en un futuro, aunque tengo pendiente otros destinos.
En fin…en una tarde asi, triste para los que amamos el sol, estos recuerdos te dan vida.


Esas pequeñas cosas De vez en cuando la vida, te dá palos y te compensa a la vez, estoy convencida de que siempre encuentra algo para equil...