En cuatro
semanas empezamos el carnaval 2020, y por aquí andamos liadas con lo que será
nuestro atuendo en esos cuatro días.
Este año andamos un poco perezosas en aquello de coger la aguja y las tijeras y en todo lo que conlleva la confección de lo que viene siendo “El disfraz”.
Este año andamos un poco perezosas en aquello de coger la aguja y las tijeras y en todo lo que conlleva la confección de lo que viene siendo “El disfraz”.
Eso no quita
que llevemos algún tiempo de movimiento entre dedales, alfileres, hilos y todas
esas cosas.
Todos nos conocéis porque ya son un montonazo de
años que aparecemos bajo la pancarta de EL TROPEZÓN.
No sé
exactamente cuánto tiempo nos quedará de
seguir formando parte de este carnaval que sentimos vivo, salvo en el último día.
Esa es una
asignatura pendiente aquí en este pueblo, que da la sensación de que a ese día solo le damos importancia nosotros y unos
cuantos más, que ya se van aburriendo de ver las mismas caras en torno a la
difunta todos los años, sin novedades , sin incorporaciones, los mismos siempre…
Como decía unas estrofas más arriba, no sé, cuanto tiempo duraremos, no hay que olvidar que somos las mayores de la fiesta y con el tiempo acumulamos vivencias, algunas maravillosas, muchos días de diversión, la satisfacción de romper algunos moldes, la alegría de haber conseguido perder vergüenzas innecesarias, y entender dónde están los límites en el sentido del ridículo, pero también acumulamos algunas insatisfacciones. Estoy convencida de que ocupamos un hueco importante en esta fiesta y no siento que se nos valore, para nada, nosotros no aspiramos a premios, pero no renegamos de ellos, solo nos gustaría ver que se nos reconociera la veteranía, el aguante, la participación…
En fin, es pedir peras al almo…jajajaja
Como decía unas estrofas más arriba, no sé, cuanto tiempo duraremos, no hay que olvidar que somos las mayores de la fiesta y con el tiempo acumulamos vivencias, algunas maravillosas, muchos días de diversión, la satisfacción de romper algunos moldes, la alegría de haber conseguido perder vergüenzas innecesarias, y entender dónde están los límites en el sentido del ridículo, pero también acumulamos algunas insatisfacciones. Estoy convencida de que ocupamos un hueco importante en esta fiesta y no siento que se nos valore, para nada, nosotros no aspiramos a premios, pero no renegamos de ellos, solo nos gustaría ver que se nos reconociera la veteranía, el aguante, la participación…
En fin, es pedir peras al almo…jajajaja
Como en todo
sitio donde se junten para celebrar algo gentes de distintas edades, de
distintas ideas, de diferentes formas de divertirse, y un montón de diferencias
más, hay tiras y aflojas ¡Vaya si los hay!
Pero al
final, es cuestión de aceptar que las capacidades de unas no son las de otras y
que cada una debe aportar en lo que mejor se le da.
Creo que si tuviera que hacer un grupo nuevo a pesar de las diferencias, posiblemente las escogería a todas, a las actuales, las que están, a las que estuvieron y por supuesto a las que nos dejaron.
Creo que si tuviera que hacer un grupo nuevo a pesar de las diferencias, posiblemente las escogería a todas, a las actuales, las que están, a las que estuvieron y por supuesto a las que nos dejaron.
En vísperas,
-y en Carnaval las vísperas empiezan dos meses antes-, nos entran los nervios y
queremos verlo todo solucionado, después nos vamos dando cuenta de que hay que
ir despacio.
Pero el
mismo sábado a las cuatro de la tarde, un rato antes del desfile siempre hay algún percance,
alguien no se ha enterado de algo,” saca
los imperdibles,” “sujétame esta peluca”, “¿quién tiene horquillas de sobra?”, “No
me enteré bien de qué color eran las medias”, “mi bolso no me ha quedado bien”….Y
tantas y tantas cosas, que unas se enfadan y otras se ríen, al final la risa se
generaliza y adiós enfado.
En
cuanto a los enfados, la palma me la
llevo yo, no entiendo que no entiendan.
Me explico, creo
que vamos a distintas revoluciones, hay gente más tranquila, menos tranquila,
nerviosillas, bastante aceleradas y luego estoy yo, que tengo la mecha corta y
ardo inmediatamente. Eso sí, me dura un asalto, y se me olvida…
A veces
pienso qué pasaría si un año dejamos de
salir…
El Carnaval continuaría,
nadie es imprescindible pero quiero creer que habría gente nos echaría de menos…
Y con el deseo de que la desazón no nos venza,
y poder continuar hasta salir con bastón
y la mantita sobre las piernas- que ya buscaríamos qué ponernos-sigamos
adelante con el twenty-twenty!!!!
Deseando ya
que llegue el 21 de febrero.
AUPA EL CARNAVAL!!!
VIVA EL TROPEZON¡¡¡
VIVA EL TROPEZON¡¡¡