Hay frases hechas que las usamos a diario y hay respuestas,
también más o menos hechas que empleamos en según qué y que casan perfectamente
con esas frases.
A ver, no pretendo generalizar en esta ocasión, porque me extendería mucho y luego aburro.
Hoy voy a referirme únicamente a ese gesto que hacemos cada
día, mañana, tarde y noche.
Y ese saludo, no es más que un deseo, una forma de expresar nuestra intención de que todo le vaya bien a la persona que nos encontramos y a la que va dirigida esa cortesía.
Sin embargo con la respuesta que solemos dar cuando el tiempo no es de nuestro agrado (ni del de nadie, aunque algunos digan que les gusta mucho el invierno, los días de lluvia, los de viento, las tormentas, el granizo y todo eso) como digo, con esa contestación, confundimos ese deseo, buen deseo, con una predicción meteorológica.
Y es que en cualquier sitio donde la gente es educada y en
nuestro entorno que además de educados somos
muy cumplidos (algo que me encanta), es más que frecuente que cada vez que nos
crucemos con alguien sigamos ese impulso de decir “Buenas noches”, “Buenos
días”, “Buenas tardes”, según el horario y con ello, lo que en realidad
queremos decir es que le deseamos un buen día, una buena tarde o una buena
noche.
Es decir…” Buenas noches tenga usted”
Y cuando las circunstancias climatológicas son adversas,
feas… las respuestas varían poco… pero todas van en la misma línea.
“Buenos días”, “Si es que se le puede llamar a esto buenos
días” respondemos ó nos responden
“Buenas tardes”, “Esperemos que sean buenas, porque ahora…”
por ejemplo…
Y así distintas frases para decir más o menos lo mismo.
Pues eso… que convertimos un saludo en una información del
tiempo
¡¡¡Y es que somos la pera!!!
¿Me equivoco?
