domingo, 21 de marzo de 2021

EMPATIA, DOLOR Y OTRAS RAZONES...

 



Los tiempos no pintan bien, lo mires por donde lo mires...  y otra cosa es que una intente levantar cabeza como puede y por donde puede, pero a pesar  del ejercicio de buena voluntad, hay detalles que rompen las buenas intenciones de recuperarse y cantar alegremente como si nada pasara.

Y mira que voluntad de hacerlo , la hay!

Pero cada día es más difícil.

 También es verdad, que no es sobre mí, sobre quien quería escribir, sino más bien sobre lo que me rodea.

Y sobre todo quería hacer hincapié sobre el derecho que tenemos los humanos, cuando las circunstancias no nos son favorables, a rompernos, a quejarnos, a callarnos o a gritar, a decir improperios , a llorar a chorro abierto y hasta a contradecirnos nosotros mismos.


Aunque no quería hablar de mí, tengo que personalizar algunas cosas.

 Y es que hablo de lo que me rodea, de mis vivencias personales, que no de mí exactamente…

 Solemos compadecernos con frecuencia de quien lo pasa mal.

. Pero tendemos a atosigarlos con nuestras preguntas, en la mayoría de las ocasiones, nacidas de un sincero interés por esa persona , en otras, y en algunos casos, pocos pero reales, por puro morbo. Afortunadamente son los menos, y con el tiempo me he dado cuenta de que la empatía funciona cada día más y mejor, y empezamos a respetar los silencios, ausencias y llantos.

En ocasiones, las palabras, escuetas muchas veces, nos dan la vida, porque hay que vivir la historia desde las dos partes. El derecho a saber y el derecho a callar van de la mano y a veces se solapan  uno a otro.


Vaya por delante mi inmenso respeto por el que sufre y prefiere callar, por el motivo que sea, en infinidad de ocasiones por miedo a verbalizar una situación, o por el hastío que supone estar constantemente dando explicaciones, así como por quien prefiere contarlo todo con pelos y señales.

Nunca nadie debería entrar a debatir siquiera lo que cuenta, lo que dice y como lo dice.

EMPATIA, esa es la palabra, cuando el cariño, quizás por excesivo, no es suficiente.

Y  digo que no es suficiente porque el cariño te  martillea el cerebro, y se hace, te hace preguntas que esperan una respuesta cargada de detalles.

Y cuando eso no es posible, porque no es lo justo para quien tiene las respuestas, es donde tiene que entrar a formar parte del juego la EMPATIA.

Y este es el dilema que me lleva comiendo el tarro últimamente, horas y horas de mí día a día.

Mi constante lucha por lo que sé y por lo que me gustaría saber, lo primero duele, y lo segundo te llena de incertidumbre.


A su tiempo, con tranquilidad, poco a poco…son mis frases favoritas en los últimos meses, casi años…

Vendrán tiempos mejores….


 

Esas pequeñas cosas De vez en cuando la vida, te dá palos y te compensa a la vez, estoy convencida de que siempre encuentra algo para equil...