A veces me he preguntado si yo era una persona normal. Me
refiero a normal en el sentido de cumplir con todas las etapas de la vida en su
justo momento.
A ver, me explico, por más que me miro al espejo, no concibo
que mi edad sea la que es, y si hablamos de actitud, ya mejor lo pienso un par de veces, y es que resulta
que incluso aunque el espejo refleje arruguitas y tal, que las refleja, porque
los años por lo visto no pasan en balde ! y una ya no es una jovenzuela precisamente!,
lo otro es harina de otro costal, me
parece imposible que hayan pasado tantos años por mí, y el caso es que salvo
una etapa, no muy lejana en que las circunstancias dictaron otras cosas, yo me
he dedicado a vivir casi cada minuto, es decir, que no puedo quejarme de haber
cumplido años si disfrutarlos, seria “pecado”
hacerlo, ofensivo para quien no ha tenido la ocasión de hacerlo, nunca
para quien lo ha desperdiciado.
Hay quien conociendo mi forma de ser, la achaca, a mi falta
de responsabilidades por el hecho de no tener hijos, yo no lo veo así, pero
tampoco tengo pruebas de lo contrario.
Bien, la historia es otra y hace unos días comentando con un amigo, que cumplía años, los mismos que yo, como ha cambiado la vida, los jóvenes, los maduros (grupo en el que nos incluíamos, el y yo, con reservas), los abuelos… nada es como era, antes a los cuarenta años, la gente era mayor, hoy afortunadamente no; Pues ya no cuadraba esa teoría de las responsabilidades que suponen unos hijo, porque yo no, pero él si tiene. Pero además hay excepciones más notorias, y en esa nos incluíamos los dos ( y bastante gente más que conozco), y entonces, yo hablaba del síndrome de Peter Pan, pero tampoco, no cumplimos las premisas necesarias para llegar a esa conclusión.
Bien, la historia es otra y hace unos días comentando con un amigo, que cumplía años, los mismos que yo, como ha cambiado la vida, los jóvenes, los maduros (grupo en el que nos incluíamos, el y yo, con reservas), los abuelos… nada es como era, antes a los cuarenta años, la gente era mayor, hoy afortunadamente no; Pues ya no cuadraba esa teoría de las responsabilidades que suponen unos hijo, porque yo no, pero él si tiene. Pero además hay excepciones más notorias, y en esa nos incluíamos los dos ( y bastante gente más que conozco), y entonces, yo hablaba del síndrome de Peter Pan, pero tampoco, no cumplimos las premisas necesarias para llegar a esa conclusión.
Decidimos que es una cuestión de espíritu, obviamente d espíritu
joven en nuestro caso, no reconocemos la edad del DNI, aunque si reconocemos
haber cumplido todos esos años, pero no nos reconocemos tampoco en el
estereotipo que nos corresponde según esa fecha.
Creo que a estas alturas todo el
que esté leyendo, esta tan liado como yo, pero resumo, aun apetece (nos apetece) convivir y estar a la
altura de gente con muchos menos años, casi más que con los de nuestra edad que
llevan el ritmo normal que la vida impone,
¿Somos raros por eso?
Pues no, ya sé
que no lo somos.
Que por cierto, somos más de los que creía…
Que por cierto, somos más de los que creía…
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