domingo, 26 de septiembre de 2021

Se fue el verano.

 







Ahora que el tiempo va cambiando, que ya pasamos de estación, y que lo que se ve venir es el  invierno, tras este otoño recién estrenado a mí me da por recordar cómo ha sido este verano, tan sumamente raro, atípico y del que salvo algunos días, no quiero que se parezca en nada a los veranos que están por llegar.

Empecé el verano, con el corazón herido y con una incertidumbre que en poco se iba a convertir en certeza, de que las cosas si son susceptibles de empeorar siempre van a hacerlo.
Y no hubo error.

 Y así, entre la pena y lo arrestos que nacen del convencimiento de que hay que tirar para adelante como sea fueron transcurriendo los días.


La situación de pandemia, con nueva ola incluida  tampoco ayudaba mucho a animarse.

No se podía hacer casi nada, había miedo y respeto por el bicho aunque la vacuna nos había hecho un poco más libres.

Nada que ver las actividades lúdicas de un año para otro, pero nada de nada.

Ni las reuniones con amigos se hacían de la misma manera, ni en el mismo número de veces y de gente, ni la feria se parecía, ni siquiera los conciertos de otros años tenían el mismo color.

La vida social quedo muy reducida, justo cuando más falta hacia reunirte con gente y distraerte

Y eso dejaba un poso de tristeza en el alma, algo que sumar a los demás sentimientos negativos que ya acumulaba.


Por todo eso con  la llegada de unas posibles vacaciones, una sencilla semana lejos de la rutina, se me hacia la boca agua al imaginarlo.

El día que compre mis vacaciones empecé a soñar con ellas y hacia hasta recorridos virtuales por la zona como si ya estuviera allí, ocupaba mis pensamientos cada vez más, en hacer planes de lo que haría en esos días.

Y por fin llegó el día que marcaba en mi billete y entre la expectación, la ilusión, las ganas de cambiar todo y un dolor creciente a causa de una inflamación del piramidal puse rumbo a la playa, mi sitio preferido.

Soy piscis, soy de mar y cerca de él me siento muy a gusto.


Y llegué y empecé a valorar si  mis expectativas podrían cumplirse o tendría que rebajar el listón…
Pero me disponía a descansar y a llenar mis ojos de mar.
y hasta aquí todo iba sobre ruedas…

Curiosamente mientras hacia el checking (o registro) coincidí con una pareja de amigos que viajaban juntos y enseguida y a pesar de la diferencia de edad, conectamos…

Y ahí empezó todo.

Acostumbrada a viajar sola, esta vez hice amistades desde el primer día, y fueron muchas las ocasiones en esa semana que compartimos ratitos, comidas, cenas, desayunos, cervecitas, sobremesas y  hasta una visita a Urgencias…

Eran dos chavales de 30 años que fueron todo un descubrimiento, ella, Marta, una “Localcoño” indomable, con mucho por aprender de la vida, simpática, amable y además muy guapa.

Él, Fran, un “buen niño”, superdetallista, comprensivo, con el oído siempre dispuesto a escuchar, con una paciencia infinita y muy divertida.

Ellos hicieron que mi plan inicial de vacaciones, cambiara un poco, el otro poco que cambio, fue a consecuencia de mi piramidal que me impidió moverme como me hubiera gustado.
La vida nos va poniendo gente por delante y lo negativo es que no siempre se pueden mantener estas relaciones que duran tan poco, más que nada porque según van pasando los años, crecen los conocidos, crece la familia y no hay tiempo para contactar con frecuencia con todos,  aun así, yo espero volverme a encontrar con ellos en cualquier otro momento de la vida, y deseo que sea siempre en un momento de alegría.

Estoy convencida de que sabremos celebrarlo.

¿El resultado final? Pues teniendo en cuenta en las condiciones en que empecé, física y mentalmente, la conclusión es que resultaron unas vacaciones muy satisfactorias.

Y que ya estoy soñando con repetir

Pero ahora mismo…Otoño sorprendeme…



 

martes, 7 de septiembre de 2021

CELEBRAR.








Hace algún tiempo, no mucho, un amigo, Paco Becerra se empeñó en decirnos que había que celebrar la vida siempre.

Insiste en ello cada vez que tiene ocasión y la idea se va haciendo ya callo en nuestros pensamientos.

 Y siguiendo esos consejos, hace unos días, una pareja , Manu y Pedro, decidieron  reunir unos amigos y celebrar la vida con la excusa de haberse doctorado Cum Laude, uno y haber conseguido una plaza como profesor de la Escuela superior de arte dramático  el otro.

Eran dos excusas perfectas para celebrar algo, y aunque cada una  por separado merecía una fiesta por si misma,  para ellos primó el hecho de  que había que celebrar la vida.

Y así nos lo anunciaron.

 Y eso hicimos 

Nos reunieron para cenar y tomarnos unas copas a un heterogéneo grupo, y disfrutamos infinitamente unos de otros. 

La normativa Covid nos impidió como a todo quisqui poder estar juntos en una misma mesa y todas esas cosas que había que cumplir porque forman parte del protocolo para evitar contagios.

A la llegada, no nos conocíamos todos, como normalmente ocurre en bodas y demás eventos.

Pero eso no impidió que interactuaramos unos con otros.

 Fue divertido, creo que la palabra que mejor define esa noche es esa.

DIVERSIÓN, así, con letras grandes.

Las risas empezaron ya nada mas  llegar cuando descubrimos un menú impreso y la curiosidad hizo que intentáramos descubrir qué era cada plato 

Entre unos y otros nos quedó claro antes de que apareciera la comida qué era lo que íbamos a degustar

Me sentí a gusto y me encantó estar allí. 

Los no conocidos por mi, resultaron ser gente estupenda - no esperaba menos- y acabamos organizando un viaje a Cuba para el año que viene, cuando las condiciones mejoren.

Los anfitriones, cumplieron perfectamente su cometido y estuvieron pendientes de todo y de todos.

Creo que la excusa es lo de menos, hay que celebrar la vida más a menudo, aunque necesitemos un motivo.


Y como decía la madre de un buen amigo mio, si no hay motivos, lo inventamos...

La única razón para festejar la vida, es que estamos vivos.

Ya mismo otra quedada, donde y como sea, y bajo cualquier pretexto


Enhorabuena a los anfitriones por sus logros y a seguir celebrando.

Contando días para la siguiente...

Esas pequeñas cosas De vez en cuando la vida, te dá palos y te compensa a la vez, estoy convencida de que siempre encuentra algo para equil...