Mañana empieza la otra parte de mi vida, y entre el lio de
fiestas no he tenido tiempo para hacerme a la idea.
Expectación es la
primera sensación que tengo, yo pensaba
relajarme desde ya, pero tengo por delante una semanita un poco
estresante…!menos mal que no tengo que ir a trabajar!
Pero no es de mi futuro de lo que venía a hablar sino de mi
pasado unido a Ultramarinos “La Latina,”
Esa tiendita que fundo mi abuela Genoveva, madre de mi padre, junto al bar ( aunque tenemos algunas versiones distintas), hace unos setenta años, y que después regento mi padre, hasta su temprana muerte , lo que nos obligó a hacernos cargo de los dos negocios, en los que hasta entonces solo “ayudábamos” en nuestros ratitos libre, en los últimos años mi hermano Manuel Vicente un poco más por razones de la salud de mi padre.
Cuando este verano tome la decisión de cerrar si o si, se me
vinieron a la cabeza un montón de historias.
Con el cierre de la tienda se cierra un ciclo en mi familia
y el local más antiguo , con diferencia ,del pueblo.
Aunque algunos me lo han discutido, a mí nunca me gusto ser tendera,
mis planes eran otros, pero lo hice porque la situación así lo requería y por
eso ahora, cuando me habla de que voy a sentir pena, a echar de menos el
trabajo, se lo desmiento.
¡Ni de coña!
Podría echar de menos el trato permanente con la gente, pero mi carácter no va a permitir que pierda el contacto con la gente, pero a otro nivel.
Cerrar la puerta, no me ha producido ninguna pena, porque
creo que he cumplido sobradamente con el
mantenimiento del negocio.
Estoy muy segura que
mi padre estaría satisfecho de nosotros, de cómo pudimos solventar con éxito
cuando las crisis nos llegaron a todos, allá por el año 2009 y sus alrededores,
y cómo pudimos superar ( hablo en plural porque mi hermano ha estado pico, pala
ahí cada día).
Y cómo conseguimos seguir vivos cuando las costumbre cambiaron con las nuevas
generaciones, la gente tenía otra forma de comprar y las tienditas antiguas y
pequeñitas estaban pasadas de moda.
Ahora a esperar que nos depara el destino.
Ultramarinos la latina, for ever.