domingo, 8 de enero de 2023

 


Mañana empieza la otra parte de mi vida, y entre el lio de fiestas no he tenido tiempo para hacerme a la idea.

 Expectación es la primera sensación que tengo,  yo pensaba relajarme desde ya, pero tengo por delante una semanita un poco estresante…!menos mal que no tengo que ir a trabajar!

Pero no es de mi futuro de lo que venía a hablar sino de mi pasado unido a Ultramarinos “La Latina,”

Esa tiendita que fundo mi abuela Genoveva, madre de  mi padre,  junto al bar ( aunque tenemos algunas versiones distintas), hace unos setenta años, y que después regento mi padre, hasta su temprana muerte , lo que nos obligó a hacernos cargo de los dos negocios, en los que hasta entonces solo “ayudábamos” en nuestros ratitos libre, en los últimos años mi hermano Manuel Vicente un poco más por razones de la salud de mi padre.


Cuando este verano tome la decisión de cerrar si o si, se me vinieron a la cabeza un montón de historias.

Con el cierre de la tienda se cierra un ciclo en mi familia y el local más antiguo , con diferencia ,del pueblo.

 Por él han pasado una generación tras otra  de clientes y es curioso como los más antiguos me contaban , hace ya años cómo mi padre les facilito en aquellos años tan duros, el acceso a las compras, las libretas que tenía eran importantes, pero es cierto que hemos encontrado de todo, gente que no pagó cuando pudo hacerlo y gente que incluso desde fuera del pueblo cuando emigraron saldaron sus cuentas pendientes, en cuanto sus economías cambiaron.

Aunque algunos me lo han discutido, a mí nunca me gusto ser tendera, mis planes eran otros, pero lo hice porque la situación así lo requería y por eso ahora, cuando me habla de que voy a sentir pena, a echar de menos el trabajo, se lo desmiento.

¡Ni de coña!

Podría echar de menos el trato permanente con la gente, pero mi carácter no va a permitir que pierda el contacto con la gente, pero a otro nivel.


Cerrar la puerta, no me ha producido ninguna pena, porque creo que he cumplido sobradamente con el  mantenimiento del negocio.

 Estoy muy segura que mi padre estaría satisfecho de nosotros, de cómo pudimos solventar con éxito cuando las crisis nos llegaron a todos, allá por el año 2009 y sus alrededores, y cómo pudimos superar ( hablo en plural porque mi hermano ha estado pico, pala ahí cada día).
Y cómo conseguimos seguir vivos cuando las costumbre cambiaron con las nuevas generaciones, la gente tenía otra forma de comprar y las tienditas antiguas y pequeñitas estaban pasadas de moda.

Ahora a esperar que nos depara el destino.

Ultramarinos la latina, for ever.

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