Tenía que haber escrito antes sobre esto, pero he empezado
un año tan raro ,como extraña ha sido la cabalgata de la que me dispongo a
hablar.
Yde tiempo y ganas ando como de dinero...
A cero…
A cero…
Y si, como ya adelanto, este año no ha sido para nada como otros,
bueno algunas cosas si, obviamente no cambian, pero para mí ha habido muchos
cambios, y no voy a decir que sentía como si me despidiera porque a mí me van a
tener que echar. Y aun así me resistiré
Haciendo más o
haciendo menos estaré ahí mientras las fuerzas me lo permitan, solo que este
año no podía estar a tope como en años anteriores y me parecía rarísimo, me
sentía extraña, y ahí es donde empecé a pensar que los ciclos van cambiando y
que hay que empezar a delegar todo lo posible, que como ya he dicho en otros
sitios, todos somos necesarios, pero nadie es imprescindible, sospecho que ya
no todos podemos llevar el ritmo que llevábamos hasta ahora, 41 cabalgatas van
pesando.
Cuando empezamos, la
mayoría de nosotros, no trabajábamos, ni teníamos familia, bueno, familia sí,
pero no nos debíamos a ella, sino más bien al contrario y le podíamos dedicar
más tiempo, teníamos muchísimo más tiempo libre, en fin un montón de cosas que
ahora restan, pero lo cierto es que tampoco teníamos tantísima ilusión, ya que
esta se ha ido acrecentando con los años, ni tanta experiencia, ni tanta
complicidad entre nosotros a la hora de preparar cada Cabalgata y esto suma.
Ha habido muchos pequeños detalles, tontos detalles que la
han hecho distinta, como mandando una señal, yo soy mucho de señales, pero
también soy mucho de refranes y dichos y
uno que me gusta es “si algo va bien a que cambiarlo”, y digo, ¿Quién me
mandaría a mi cambiar la botella de Marie Brizard?¿verdad? Os prometo que al
año que viene esta allí y al que no le guste el anís, que se lleve la copa de
casa, que la tradición es la tradición.
Me ha resultado tan extraño, no entregar ni un paquete, ni tomarme una copa con nadie en el camino, ni repartir caramelos.
Me ha resultado tan extraño, no entregar ni un paquete, ni tomarme una copa con nadie en el camino, ni repartir caramelos.
Parece que estuve en casa, pero no, hice algún recorrido,
pero fue escaso y lo cierto es que hay un relevo entre los portadores de
regalos tan estupendo que no merecía la pena que me esforzara innecesariamente.
Es lo mejor de todo, ver que vienen detrás apretando, que ya va habiendo gente
preparada, eso tranquiliza, porque se ve que la siembra está floreciendo
convenientemente.
Con la ilusión de que la 42 sea una Cabalgata mejor que la
anterior para mí y porque no, también para todos, vamos a contar ya los días
que faltan para el próximo 5 de Enero.
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