sábado, 8 de agosto de 2020

LA CELEBRACION DEL AMOR.

 






Siempre oí decir que el amor podía mover el mundo, me pareció una frase un poco rimbombante y que era un poco más para la galería que real, muy de autoayuda y esas cosas.

Hace unos meses empecé a conocer  un poco más a fondo la  historia  de estas dos criaturas ,y ya me parecía cuando menos poco habitual por los elementos  que la integraban.

No era lo  más habitual entre mis conocidos, hasta este caso.

 Imagino que cada pareja sabe los intríngulis de cómo se inicia y de qué manera continúa su relación y que para ellos, todos,  les parecerá su historia la más maravillosa del mundo.

 Eso es algo muy personal, pero no  es cuestión de querer más o menos, porque a veces no hay ocasión de demostrar todo el amor que se puede sentir.

Eso es lo que hacia esta historia un poco más especial, aquí no era solo una cuestión de distancias, que ya son un problema para que muchas relaciones lleguen  a buen puerto, aunque afortunadamente vivimos en una sociedad más globalizada y los viajes son más asequibles y las comunicaciones ya no son aquel frio teléfono que se cortaba y que valía un montón cada minuto de charla, hoy es   infinitamente más fácil comunicarse con otro país, casi como  si estuvieras a unos metros de distancia. Pero no es esa la única barrera que para que esta pareja pudiera continuar, había que sortear…

Se hicieron planes de bodas, para una fecha cercana pero había cosas que solventar.

Laboralmente era muy complicado, y por fin una oposición inclinó la balanza sobre el lugar común para vivir, pero eso no era todo. El idioma se aprende, pero lleva un tiempo poderte hacer entender en un entorno que no es el tuyo cuando el idioma no lo manejas del todo. También solventaron  ese tema y vamos dejando barreras atrás,

Y por fin, una pandemia hace cambiar los planes, adelantar la boda y olvidarte de todo lo que planeaste para ese día, familias, amigos… Pero cuando el amor es fuerte, eso era doloroso de acatar, pero no irremediable, no imposible….



Cuando ya empiezas a solucionar cositas y comienzan  los planes definitivos, ya sin todas las familias, ya reduciendo amigos, ya cambiándolo todo…y la incertidumbre del país  a consecuencia del virus tiene a toda la familia en ascuas, ahí empieza una guerra de nervios, de miedos, de prisas, que en ningún momento hacen flaquear la decisión tomada.

 Ahí es donde el amor manda.

Y por fin llega el momento en que se puede celebrar esa ceremonia, y no es  ni más ni menos que la fiesta del AMOR, con mayúsculas, el que rompe barreras, el que solventa  cosas, como venir de distintas culturas, el que hace renunciar a un futuro laboral brillante por otro de incertidumbre aun. 

Y la emoción, que no pude presenciar pero que así me han transmitido los que allí estaban no es que fuera palpable, es que era mucho más que evidente, era como sentir que cumplías el sueño más ansiado.

Yo llegue unas horas después de todo eso, pero la emoción de los contrayentes era tan visible desde lejos que no podías evitar un poquillo de emoción.

Se respiraba AMOR

Era contagiosa aquella emoción, y todo eso contribuyó a que la fiesta post boda, en la que por razones de seguridad a consecuencia del COVID, asistimos un número reducido de personas, resultara una celebración muy especial.
Como todo en esta vida, deseamos que dure para siempre, pero aun en el caso de que así no fuera, ya no hay quien le quite a esta pareja los momentos vividos.

Mis mejores deseos para Alex y Jenny

Encantada de haber celebrado el AMOR.

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